Conoce en qué casos es necesario quitar las muelas del juicio, cuándo no lo es y cómo se realiza la extracción de las mismas.

Quitar las muelas del juicio es la única solución posible cuando el crecimiento de estas piezas no deja de ocasionar problemas y molestias. Se trata de un momento que a todos nos gustaría poder sortear, pero hay quien no tiene más remedio que pasar por ello.

Pero sobre las muelas del juicio hay cierta confusión, ya que mucha gente cree que deben extraerse obligatoriamente como forma de prevenir la aparición de estas molestias.

La realidad es que no en todos los casos hay motivos que obliguen a su extracción. En este artículo vamos a tratar de forma detallada en qué casos conviene o no conviene hacerlo.

¿Cuándo no es necesario quitar las muelas del juicio?

Las muelas del juicio son más proclives a generar dolor y problemas que otras piezas dentales, pero esto no siempre ocurre. Cuando crecen con normalidad y culminan su desarrollo sin que haya alteraciones que generen una mordida incorrecta no hay razones para su extracción.

También es importante que crezcan totalmente para facilitar la higiene dental diaria, ya que si la limpieza se complica es bastante probable que al final dichas muelas terminen por originar problemas.

Por lo tanto, conviene dejar de lado toda aquella “leyenda negra” que se relaciona con las muelas del juicio y examinar estas piezas dentales con el mismo criterio que cualquier otra. 

¿Han nacido en su sitio correcto? ¿Se han desarrollado con normalidad? ¿Puede llevarse a cabo una higiene dental normal? ¿No producen molestias?

En caso de que la respuesta a estas preguntas sea positiva, no es necesario quitar las muelas del juicio a modo “preventivo”, ya que nada indica que vayan a ser fuente de complicaciones en un futuro. Además, esto suele ser lo más común, de manera que no tiene sentido aplicar un remedio a un problema que no existe.

¿Cuándo es necesaria la extracción?

Muy distinto es si en el momento en el que se inicia el nacimiento de estos molares, el espacio disponible para su crecimiento es insuficiente.

Cuando esto sucede las muelas del juicio pueden provocar dolor y distintas afecciones.

Hay dentistas que ante un crecimiento incompleto de estas muelas optan por extraerlas antes de que empiecen a ocasionar molestias, lo cual puede depender del criterio de cada profesional, pero hay casos en las que quitar las muelas del juicio será muy probablemente la mejor solución:

Infección: la pericoronaritis (inflamación alrededor de la corona de la muela del juicio) es la complicación más habitual.

Apiñamiento: el empuje inadecuado de la muela del juicio al intentar salir puede provocar, en algunos casos, que los dientes incisivos sufran un apiñamiento.

Quistes: una muela del juicio puede originar la formación de quistes, lo que requerirá una cirugía.

Daño al diente contiguo: si la pieza que emerge carece de espacio suficiente y crece demasiado cercana a las piezas dentales más próximas, puede terminar dañándolas (produciéndole caries o reabsorbiendo su raíz, entre otros problemas).

– Cuando se produce hinchazón y dolor como consecuencia de un crecimiento incompleto que provoca que la muela quede “retenida”.

– Si dicha retención que impide la salida total de la pieza provoca una infección que pueda ocasionar daños en la raíz.

– Si a partir de un crecimiento únicamente parcial se hace evidente la imposibilidad de mantener una higiene dental adecuada.

Aunque siempre es el profesional el que tiene la última palabra al respecto de si se deben o no quitar las muelas del juicio, cualquier situación que implique la existencia de infecciones, dolor persistente, quistes, tumores o daño a las piezas dentales más cercanas es susceptible de ser motivo suficiente de extracción por parte de su cirujano oral u odontólogo.

Por ello, ante la aparición de molestias es importante acudir cuanto antes al especialista, de forma que pueda valorar qué es lo que las ocasiona y pueda emitir el mejor diagnóstico posible.

Extracción de las muelas del juicio

Forceps dental para quitar muelas del juicio

El enfoque y el grado de complejidad de la intervención para quitar las muelas del juicio puede variar en función de cada caso.

En los casos más sencillos la extracción lleva escasos minutos y requiere únicamente anestesia local. 

La anestesia permitirá extraer las piezas sin dolor, o con un mínimo de éste, si bien una vez pase el efecto de la misma las molestias puede permanecer un tiempo, por lo que se prescriben medicamentos para minimizarlas.

La intervención conlleva una primera fase en la que se amplía el alveolo para que la pieza tenga movilidad; y una segunda, la que es propiamente la extracción, que se lleva a cabo con un forceps.

Los casos más complejos, aquellos en los que la muela ha quedado retenida, pueden llegar a requerir de anestesia general y hacer que la intervención dure más. Es probable que sea necesario hacer una incisión en la encía y remover parte del hueso para dejar visible la pieza a extraer, lo cual a su vez requerirá que posteriormente se realicen puntos de sutura. Y dependiendo de la dificultad, puede que haya que partir la pieza en dos partes para poder sacar cada una de las mitades.

Estas intervenciones pueden llevar entre 20 y 45 minutos, dependiendo de las particularidades que presente el caso.

Conclusiones

Las muelas del juicio no tienen que extraerse obligatoriamente a no ser que causen dolor, molestias o un especialista considere que quitarlas evitará futuros problemas. La revisión de un odontólogo y su criterio al respecto es la mejor guía para decidir si se deben quitar las muelas del juicio.