Muchas personas se realizan la pregunta “¿Por qué me cruje la mandíbula?”. En este artículo explicamos las posibles causas, cómo se diagnostican y las principales opciones de tratamiento de los ruidos mandibulares.

La presencia de ruidos mandibulares es una cuestión que preocupa notablemente a las personas que los experimentan. Además de la sensación desagradable que suponen, está la cuestión de si se trata de un problema grave que requiere tratamiento.

Para aclarar dudas sobre el ruido de la mandíbula, vamos a comenzar explicando los tipos de crujidos existentes.

Tipos de crujidos y molestias en la mandíbula

El crujido de la mandíbula se presenta en dos formas diferentes.

Una de ellas es una especie de clic o chasquido, es decir, un sonido puntual de corta duración que se produce al abrir o cerrar la mandíbula, mientras que el otro tipo de ruido mandibular es más contínuo y chirriante, con la sensación de que se produce un roce que genera el sonido.

Mientras que el primer tipo de ruido puede estar vinculado a muchos motivos, algunos de ellos poco relevantes, como algún movimiento forzado de la mandíbula, el segundo se asocia con un fenómeno degenerativo, por lo que siempre requerirá de un tratamiento.

¿Por qué me cruje la mandíbula?

Las causas que producen cada uno de estos ruidos mandibulares son distintas. Lo aconsejable es acudir cuanto antes al odontólogo para que haga una valoración y pueda determinar un diagnóstico que clarifique la gravedad del problema y lo que ha motivado su aparición.

Uno de los motivos puede estar relacionado con el desgaste dental o de los huesos que configuran la mandíbula. También el bruxismo puede ocasionar la aparición de estos ruidos. E incluso irregularidades anatómicas, una hipermovilidad articular o un desplazamiento discal.

Igualmente pueden aparecer como consecuencia de malos hábitos (mascar chicle frecuentemente o bostezar de forma exagerada).

Todos estos motivos tienen la capacidad de producir el ruido que conocemos como chasquido.

En el caso de los ruidos de roce o crepitación, las causas pueden ser distintas, puesto que existe la posibilidad de que aparezcan como consecuencia de un problema de artritis, artrosis o una enfermedad articular degenerativa.

Ruidos mandibulares.

Diagnóstico de los ruidos mandibulares

Cuando la persona detecta la molestia no debe dejarla pasar, ya que, si bien en muchos casos este ruido es temporal y no tiene consecuencias, en otros es la señal de que algo no funciona como debería.

Acudir al dentista para que realice un examen y haga un diagnóstico de la situación es fundamental para saber por qué te cruje la mandíbula.

Lo normal es que éste comience realizando algunas preguntas que le puedan dar una idea inicial. Estas preguntas pueden ser sobre si el ruido ha comenzado a raíz de algún traumatismo que haya sufrido el paciente, si masticas chicle frecuentemente, o si fuerzas la mandíbula de algún modo.

Posteriormente a esta recogida previa de información procederá a un examen para conocer si el ruido va acompañado de dolor o no, y en qué movimientos se produce.

Colocará sus dedos por delante del oído y pedirá al paciente que realice movimientos con la mandíbula, ya sea abriéndola, cerrándola o moviéndola de un lado a otro. Esos movimientos irán acompañados de preguntas acerca de las sensaciones que experimenta, de forma que el especialista pueda saber si producen dolor, molestias, o dificultad para llevarlos a cabo.

Además de la exploración, un estudio del historial clínico puede dar pistas sobre el origen de la dolencia.

El diagnóstico podría completarse con una tomografia o una resonancia magnética, para disponer de información visual sobre cómo se encuentran el disco articular y los huesos, articulaciones y tejidos blandos.

Con todo esto ya se dispone de información suficiente como para valorar si el problema reviste gravedad o no.

Por muy molesto que pueda resultar el crujido de la mandíbula, no hay que asumir de forma inmediata que se requiere un tratamiento. En algunos casos este ruido es temporal y desaparece por si solo. Pero cuando hay dolor debe acudirse siempre a consulta porque es muy probable que sí necesite tratarse.

Tratamiento de los ruidos mandibulares

Dependiendo del diagnóstico efectuado para saber por qué cruje la mandíbula, se deberá aplicar un tratamiento u otro. En los casos menos graves, en los que no se vincula el crujido con ninguna anomalía seria, puede ser suficiente hacer pequeños cambios de hábitos, como abrir la boca de forma moderada al bostezar, reducir el estrés, no masticar alimentos que requieran una presión excesiva de la mandíbula, etc.

También las sesiones de fisioterapia y la prescripción de ciertos medicamentos pueden ayudar a reducir las molestias y/o tratar patologías de base como la artritis o la artrosis, en caso de que las haya.

Cuando se diagnostica que la causa de ese ruido mandibular es el bruxismo, algo bastante frecuente, el tratamiento consistirá en una férula de descarga que rebaje el nivel de tensión mandibular.

Por último, hay casos en los que no se da con un tratamiento que permita reducir las molestias, ante lo cual podría ser necesario recurrir a procedimientos quirúrgicos que permitan alinear correctamente la articulación temporomandibular.

Te invitamos a compartir este artículo en el que damos respuesta a la pregunta “¿Por qué me cruje la mandíbula?” con aquellos familiares y amigos a los que creas que le puede resultar de interés.